La Malinche: La plaga como negocio

Por Gabriela Hernández

El Parque Nacional La Malinche es uno de los pulmones más importantes del centro de México. Sin embargo, en los últimos dos años, una cuarta parte de su cobertura forestal ha sido devastada. ¿La razón? El acelerado avance de una plaga de escarabajo descortezador y la tala indiscriminada que transcurre ante la mirada pasiva de las autoridades.

Un árbol con plaga está a punto de ser derribado en el Parque Nacional La Malinche, en Cuahuixmatlac, Tlaxcala. Foto: Alejandro Saldívar

SANTA ANA CHIAUTEMPAN, Tlax.- Las comunidades indígenas prefieren llamar La Matlalcuéyetl, que en lengua náhuatl significa “la de faldas azules”, a La Malinche. Es un volcán extinto que ahora se mira entreverado de rojo y ocre.

Pareciera un paisaje otoñal, pero los matices evidencian la creciente muerte de pinos generada por una plaga de escarabajo descortezador que desde hace más de dos años ha devastado esta Área Natural Protegida, uno de los principales pulmones del centro de México, ubicado entre los estados de Tlaxcala y Puebla.

Plaga por escarabajo descortezador en los límites del Parque Nacional La Malinche, en Cuahuixmatlac, Tlaxcala. Foto: Alejandro Saldívar

En esta zona, camino arriba de la comunidad de San Bartolomé Cuahuixmatlac, los lugareños muestran los grumos de resina que hay en los troncos, señal de la infestación; también hacen ver los extensos claros donde ahora sólo quedan tocones de los pinos que, unos meses antes, vestían de verde esos parajes. La plaga ha dañado unas 6 mil hectáreas, que representan más del 25% de la cobertura forestal que subsiste en el Parque Nacional La Malinche (PNM), estima Carlos Pacheco, ingeniero agrónomo del municipio Coaxomulco.

Escarabajo descortezador, (Dendroctonus mexicanus). Fotos: Luis Felipe San Marino / Conabio

Eliber Bello, bióloga de la comunidad de San Pedro Tlalcuapan, aclara que, en realidad, no es el escarabajo –habitante natural que ahora sobrepuebla la montaña– lo que mata los árboles, sino un hongo que éste porta en sus patas, que taponea los conductos de savia y acaba por secarlos en menos de dos meses.

En imágenes satelitales del territorio de Santa Ana Chiautempan, tomadas el 27 de mayo de 2018 y el 21 de abril de 2021, respectivamente, se aprecia en marrón la pérdida de cobertura forestal que la plaga ha generado en esta demarcación.

Sobrepoblación de escarabajos

Desde febrero de 2020, los pobladores advirtieron a la Comisión Nacional Forestal (Conafor) que había una sobrepoblación del insecto en unas 300 hectáreas. Sin embargo, señala Carlos Pacheco, la tramitación de permisos para empezar a combatir al descortezador quedó estancada durante meses porque las autoridades pidieron documentos, como comprobantes de predial y escrituras, que los posesionarios indígenas no tenían.

Las primeras autorizaciones para sanear se expidieron hasta julio de 2020, cuando el insecto ya había devorado mil 500 hectáreas. Desde entonces, en conjunto con dependencias federales, la Coordinación Estatal de Ecología (CEE) de Tlaxcala puso en marcha una estrategia que consiste en el derribo, troceo, descortezado, fumigación de los árboles infestados. Para esas acciones, las comunidades contratan empresas aserradoras que son las que costean el saneamiento a cambio de tener el derecho de comprar la madera fumigada y pagar por ese material sólo una diferencia, pues descuentan el costo de los trabajos.

Árboles secos por la plaga del escarabajo en los límites del Parque Nacional La Malinche, en Cuahuixmatlac, Tlaxcala. Foto: Alejandro Saldívar

Desde los primeros meses, los pobladores se dieron cuenta de que funcionarios y empresarios vieron en este “desastre” ecológico una oportunidad para hacer negocios, tanto con la compra de la madera extraída a bajo precio como al manipular permisos para talar áreas libres de plaga, cuenta Dulce Hernández, habitante de Cuahuixmatlac.

Ante esto, las comunidades nombraron comités de vigilancia, la mayoría integrados por jóvenes profesionistas, y un total de 12 pueblos conformaron la red Comunidades Unidas por la Defensa de la Matlalcuéyetl. En los primeros días de mayo de este año, uno de esos comités de vigilancia de la localidad de San Pedro Muñoztla bloqueó el paso de varios tráileres, pues se percataron que estaban cargados con madera sana.

La maestra Isabel Meléndez, habitante de esa localidad, narra que los lugareños confrontaron a un empleado de la Conafor que autorizó talar cinco hectáreas del PNM bajo el argumento de que estaban contaminadas, aunque los pinos no tenían indicios de plaga y eran transportados en esos tráileres. “Fue un ecocidio –asegura la profesora–, estaban talando a plena luz del día un bosque sano, cuando había áreas donde el insecto se extendía y teníamos meses esperando los permisos para sanear”.

Las hectáreas afectadas en Cuahuixmatlac en mayo pasado. Foto: Augusto Camacho

Los pobladores exigieron la actuación de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa). El 7 de mayo pasado, cinco representantes de la comisión de vigilancia fueron citados por Arturo Zárate, delegado de la dependencia en Tlaxcala. En una denuncia que presentaron ante la Secretaría de la Función Pública (folio 42158/2021/PPC/SEMARNAT/DE475) acusan que, al llegar a la dependencia, Zárate exigió que todos asistentes apagaran sus celulares.

En la denuncia aseguran que el funcionario denostó la autoridad de esa comisión, que había retenido los tráileres con madera sana, y amenazó con denunciarlos. El expediente fue turnado al órgano de control de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), la cual asegura que a la fecha está “en investigación”. Proceso solicitó una entrevista a Zárate; personal de su oficina informó que se comunicaría, pero eso no ocurrió.

El presidente de la comunidad de San Pedro Muñoztla, Gregorio Muñoz, y otros habitantes que participaron en el bloqueo de los tráileres cargados de madera, fueron notificados de que tienen una averiguación abierta en la Procuraduría de Justicia de Tlaxcala y en la Comisión de Derechos Humanos.

Las autoridades federales conocen esta problemática. De hecho, en octubre de 2020, la secretaria de la Semarnat, María Luisa Albores, acudió a esta entidad para instalar el Mando Unificado del Sistema de Comando de Incidentes para un manejo integral de la plaga, en conjunto con Conafor, CEE, Profepa y Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp). La Semarnat ofreció escuchar a las comunidades, relata la promotora ambientalista, Socorro Hernández; sin embargo, nunca funcionó porque los pobladores pidieron informes sobre planes de trabajo y evaluaciones de resultados. Información que siguen sin obtener.

Lo cierto es que, en los últimos años, la Conafor y la Conanp han tenido recortes presupuestales de un 50% y un 75%, respectivamente. En Tlaxcala, cuenta la ambientalista, esto se traduce en que hay un solo empleado de la Conafor responsable de tramitar los permisos para sanear, que tardan tres a cuatro meses, cuando por ley tendrían que expedirse en 15 días. Por lo mismo, mientras los permisos para atacar al descortezador avanzaron a “paso de tortuga” y el escarabajo se reprodujo exponencialmente, explica, por su parte, el agrónomo Carlos Pacheco.

Aunque la Conafor diagnostica que el insecto ha atacado mil 600 hectáreas del PNM, Pacheco asegura que esa cifra no es real porque sólo incluye áreas notificadas para saneamiento. Sostiene que los pobladores estiman que el daño es de 6 mil hectáreas y refleja el rezago que hay en la atención de la plaga. Bajo el cálculo de 400 coníferas por hectárea, expone que sólo las mil 600 hectáreas ya saneadas implica la pérdida de unos 640 mil árboles. Sanear las 6 mil hectáreas acabará con unos 2.4 millones de pinos.

Mientras tanto, los pueblos que circundan la Matlalcuéyetl –hablantes de náhuatl y otomí–, han trabajado por su cuenta para salvar la montaña, pues desde tiempos prehispánicos la consideran un lugar sagrado. Hernández cree que la participación coordinada entre habitantes y autoridades ayudaría ante la falta de personal y presupuesto que enfrentan las dependencias.

La plaga alrededor de la Matlalcuéyetl. Foto: Alejandro Saldívar

Denuncias estancadas

En enero de este año, la Profepa abrió el expediente PFPA/35.7/2C.28.2/00001-20, con denuncias de los habitantes de San Pedro Tlalcuapan. Advierten que, en violación a la Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable, los pinos para derribo son marcados con pintura, en lugar de estar señalados por ingenieros agrónomos autorizados por la Conafor. “En el paraje conocido como la Mesa, que es uno de los bosques con árboles más grandes, encontramos árboles marcados y árboles derribados que no tenían plaga, ya que no tenían ningún grumo”, informan a la autoridad.

La vecina de Cuahuixmatlac, Dulce Hernández, relata que los bosques de localidades como San Rafael Tepatlaxco fueron completamente devastados. En ese lugar lo mismo se taló madera plagada que sana, y pagaron de 35 a 50 pesos por metro cúbico, con lo que los funcionarios y empresarios hicieron “un gran negocio”, afirma.

Dulce acusa que en los primeros meses del combate a la plaga, la CEE autorizó a un intermediario único para comprar a los posesionarios de los predios la madera extraída. Dicho intermediario llegó a pagar 35 pesos (1.75 dólares) por metro cúbico de material cuando, aun dañado por la plaga, puede comercializarse en más de mil pesos (50 dólares).

Proceso pidió información a Hilda Morales, quien era titular de comunicación de la CEE, tanto sobre las cifras oficiales del avance de la plaga y su combate, como sobre las denuncias presentadas por las comunidades contra funcionarios a cargo del programa de saneamiento. Morales pidió enviar las preguntas a Diana Aspiros, titular de Información de la Semarnat. Por correo se mandó un cuestionario y la funcionaria se comprometió a enviar una respuesta, pero nunca lo hizo.

El 30 de agosto, Lorena Cuéllar tomó posesión como gobernadora de Tlaxcala. El agrónomo Carlos Pacheco dice que las nuevas autoridades estatales han mostrado disponibilidad para trabajar de manera coordinada en el control de la plaga y para investigar las denuncias de irregularidades que han presentado las comunidades. Las lluvias recientes, agrega, han limitado su avance, pero temen que, apenas cesen, el insecto retomará fuerza.

Por su parte, el legislador federal Alejandro Carvajal exigió en la Cámara de Diputados acciones urgentes por parte de las autoridades, pues la devastación de la Malinche tendrá efectos en el abastecimiento de agua en Puebla y Tlaxcala, así como pérdida de biodiversidad y riesgos para especies endémicas.

Cultivos en los terrenos arrasados por la plaga. Foto: Alejandro Saldívar

Este trabajo fue realizado por Patricia Mayorga para Proceso y CONNECTAS dentro de ARCO, con el apoyo del International Center for Journalists (ICFJ) en el marco de la iniciativa para el Periodismo de Investigación de las Américas.